Origen de la fecha del 25 de diciembre
La fecha del 25 de diciembre que celebran hoy en día gran parte de los creyentes en todo el mundo fue adoptada como fiesta cristiana a partir del siglo IV. d. C., y no tiene base histórica alguna. Debe recordarse que fue una política de la iglesia sustituir las fiestas paganas por conmemoraciones cristianas. Para el 25 de diciembre se celebraban las llamadas Saturnalias, que los cristianos cambiaron para conmemorar la llegada al mundo del Señor. Como confiesa Agustín de Hipona, las antiguas fiestas paganas fueron asumidas, con cambios de nombre, para satisfacer a las masas paganas cristianizadas que deseaban mantener sus festivales gozosos. En Roma las fiestas de las saturnalias, salpicaban con excesos la vida de la población. En las Galias, la Dinamarca y los países celtas, se ofrecía sacrificio a los dioses y de acuerdo a la tradición druida, se colgaban cabezas de oso, o de los guerreros enemigos, en el árbol sagrado, que solía ser un encino o un pino. (De ahí proviene la tradición del pinito y esferas de Navidad.).
Los orígenes de ésta celebración, se ubican en las costumbres de los pueblos de la antigüedad que celebraban durante el solsticio de invierno (desde el 21 de diciembre), alguna fiesta relacionada al dios o los dioses del sol, como Apolo y Helios (en Roma y Grecia), Mitra (en Persia), Huitzilopochtli (en Tenochtitlan), entre otros. Algunas culturas creían que el dios del sol nació el 21 de diciembre, el día más corto del año, y que los días se hacían más largos a medida que el dios se hacía más viejo. En otras culturas se creía que el dios del sol murió ese día, sólo para volver a otro ciclo.
Los romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del "Natalis Solis Invicti" o "Nacimiento del Sol invicto", asociada al nacimiento de Apolo. El 25 de diciembre fue considerado como día del solsticio de invierno, y que los romanos llamaron bruma; cuando Julio César introdujo su calendario en el año 45 a. C., el 25 de diciembre debió ubicarse entre el 21 y 22 de diciembre de nuestro Calendario Gregoriano. De esta fiesta, los primeros cristianos tomaron la idea del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesucristo. Otro festival romano llamado Saturnalia, en honor a Saturno, duraba cerca de siete días e incluía el solsticio de invierno. Por esta celebración los romanos posponían todos los negocios y guerras, había intercambio de regalos, y liberaban temporalmente a sus esclavos. Tales tradiciones se asemejan a las actuales tradiciones de Navidad y se utilizaron para establecer un acoplamiento entre los dos días de fiesta.
En ampliación a lo antes dicho, cabe mencionar, que la gran mayoría de personas, sean religiosas o no, tienen algún conocimiento sobre la Navidad. A muchos se nos ha dado la fecha del 25 de diciembre como la fecha plausible del nacimiento de Jesús. En este sentido, son muchos los que se envuelven en el espíritu navideño, año con año, para celebrar tal acontecimiento. Buena parte de la cristiandad está involucrada desde tiempos remotos y hasta la actualidad en esta celebración mundial. Sin embargo conviene saber la verdad respecto de esta fecha. El día de Navidad no fue oficialmente reconocido hasta el año 345, cuando por influencia de Juan Crisóstomo y Gregorio de Nacianceno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad de Jesús. El siguiente artículo nos proporciona documentación histórica invaluable:
La fiesta pagana más estrechamente asociada con la nueva Navidad era el Saturnal romano, del 17 al 23 de diciembre, en honor de Saturno, dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes. Al mismo tiempo, se celebraba en el norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para conseguir que el sol brillara con más fuerza. Una vez incorporados estos elementos, la Iglesia añadió posteriormente en la edad media el nacimiento y los villancicos a sus costumbres. En esta época, los banquetes eran el punto culminante de las celebraciones. Todo esto tuvo un abrupto final en Gran Bretaña cuando, en 1552, los puritanos prohibieron la Navidad. Aunque la Navidad volvió a Inglaterra en 1660 con Carlos II, los rituales desaparecieron hasta la época victoriana.
La familiar imagen de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes, es una invención estadounidense de estos años, aunque la leyenda de Papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en parte de san Nicolás y una jovial figura medieval, el espíritu de navidad. En Rusia lleva tradicionalmente un cochinillo rosa bajo el brazo. Actualmente, la Navidad es una fiesta más profana que religiosa. Es tiempo de gran actividad comercial e intercambio de regalos, reuniones y comidas familiares. En Occidente se celebra la Misa del gallo en iglesias y catedrales. En los países deAmérica Latina, de arraigada tradición católica, se celebra especialmente la Nochebuena (24 de diciembre) con una cena familiar para la que se elaboran una diversidad de platos, postres y bebidas tradicionales.
La Navidad hoy en día es una fiesta consumista. La gente es arrastrada de aquí para allá por el espíritu navideño, todo mundo se va de compras a gastar y gastar -hasta lo que no tienen- con el ánimo de estar a la altura de los lujos de los demás. Las Tarjetas de crédito y los grandes negocios de la comida, los adornos, el vestir, los licores, la música, y los regalos, entre otros, hacen millones y millones a costa de la compulsiva compra de la gente. La gente viaja de Sur a Norte y de Este a Oeste en todo el Globo terráqueo para estar presente en su casa o en un lugar donde pueda disfrutar con los suyos de tan sinigual fiesta. Muchos cristianos igualmente se involucran en el mismo espíritu y aunque para dar sus diezmos y ofrendas en la iglesia no tengan dinero siempre tendrán para participar en el espíritu navideño. Curiosamente en esa fecha todo mundo se vuelve muy amigable. Personas que durante todo el año se condujeron de manera insípida y altanera con sus semejantes para los días navideños se vuelven joviales y comunicativas. Si el hecho de recordar o celebrar el cumpleaños de Jesús cambiara sus vidas sería maravilloso, pero la triste realidad es que después de terminadas estas fiestas se quedan con los mismos sinsabores y la cartera vacía y es cuando bajan del mundo ideal al mundo real.
¿Es bíblico celebrar los Cumpleaños?
Rebuscando en las Sagradas Escrituras, por ejemplo, si los patriarcas, los profetas, los apóstoles o algún otro de los santos del Antiguo o del Nuevo Testamento celebraban la fecha de sus cumpleaños, o los cumpleaños de alguien más, me di cuenta que no tenían tal costumbre. Los primeros cristianos no parece que celebrasen su cumpleaños (cf., por ej., Orígenes, PG XII, 495). Celebraban su dies natalis, el día de su entrada en la patria definitiva (por ej., Martirio de Policarpo 18,3), como participación en la salvación obrada por Jesús al vencer a la muerte con su pasión gloriosa. Recuerdan con precisión el día de la glorificación de Jesús, el 14/15 de Nisán, pero no la fecha de su nacimiento, de la que nada nos dicen los datos evangélicos. El Señor Jesús nunca celebró su cumpleaños, tampoco dejó algún mandamiento de que se le recordara o celebrara el día de Su nacimiento. No obstante, de lo que sí dejó mandamiento fue respecto a la recordación, anunciación y participación en su muerte. A todos los creyentes nos dejó la Sagrada ordenanza de recordar su muerte (1 Co. 11:23-26) pero no Su nacimiento. Quizá sea porque en asuntos de reflexión, como dijo Salomón: "mejor es el día de la muerte que el día del nacimiento" (Ecl. 7:1); "Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete" (Ecl. 7:2).
Extrañamente los únicos dos cumpleaños que encontré en las Sagradas Escrituras, no tienen nada que ver con los santos sino con los paganos. Uno de estos cumpleaños está en el Antiguo Testamento y reza así: En efecto, tres días después el faraón celebró su cumpleaños y ofreció una gran fiesta para todos sus funcionarios. En presencia de éstos, mandó sacar de la cárcel al jefe de los coperos y al jefe de los panaderos. Al jefe de los coperos lo restituyó en su cargo para que, una vez más, pusiera la copa en manos del faraón. Pero, tal como lo había predicho José, al jefe de los panaderos mandó que lo ahorcaran (Gn. 40:20-22 NVI). El segundo cumpleaños se encuentra en el Nuevo Testamento y es a saber: En el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó delante de todos; y tanto le agradó a Herodes que le prometió bajo juramento darle cualquier cosa que pidiera. Instigada por su madre, le pidió: «Dame en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista.» El rey se entristeció, pero a causa de sus juramentos y en atención a los invitados, ordenó que se le concediera la petición, y mandó decapitar a Juan en la cárcel (Mt 14:6-10 NVI)
No hay comentarios:
Publicar un comentario